yace la subconciencia,
de aquella niña hecha de llanto
que extravió su dulce, dulce inocencia...
Navegando por islas oníricas
en busca de lo olvidado,
deambulando por tierras siquícas
en este mundo acabado...
Hasta que se detuvo en un desierto
donde había un hombre de piedra,
de ojos fríos muy fríos que la hielan
y corazón muerto...
Pero oculta en sus entrañas
hierve la sangre
por no poder amarla,
anhelando volver a ser humano...
Ella por su parte
desea ser fantasma,
para devolverle el alma extraviada
y perderlo perderlo en sus brazos...
De pronto el alba rasga el cielo ennegrecido
y todos lloran, cantan,
despiertan, gritan
porque feliz, muy feliz ella ha fallecido...
Libro: La hora de la verdad (e-original)
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