jueves, 13 de noviembre de 2014

Dedicatoria a todos los verdaderos ciegos del mundo

Cuando mis ojos se cerraron al sol y su claridad
poco a poco, se abrieron los de mi alma
tanto para bien como para mal
y comenzé a ver de la gente su carma.

También el mío propio por supuesto,
empezé a mirar más allá de lo obvio
y mientras todos creían que era ciega,
me dí cuenta que era al revés...

Todos miraban sin mirar,
todos se perdíam en efímeras imágenes mundanas,
mientras yo sólo abría mi corazón dormido
y con él, veía lo que tenía que ver...

Caminaba entre las personas,
con mi bastón de guía y protector,
mientras todos me chocaban,
cuales ciegos de nacimiento...

Se enojaban,
porque les topaba suavemente
para guiarme en el camino,
mientras ellos tiraban al suelo mi bastón que no veían
teniendo los ojos bien abiertos...

Abiertos al vacío supongo,
abiertos a la indiferencia humana,
totalmente cerrados a la empatía,
y solidaridad que nos hace seres humanos cibilizados...

Comenzé a ver de la gente su carma,
tanto para bien o para mal
mientras poco a poco se abrían los ojos de mi alma,
se cerraron al sol y su claridad.

Todos los derechos reservados ©2014 Angela Carolina Poeta


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